La persecución contra miembros del Partido Comunista y la Unión Patriótica se intensifica en todo el departamento. No hay pausa. El plan exterminio sigue su curso inexorable. El 6 de octubre de 1988, el docente Oscar Ortiz Quintero del municipio de Honda (Tolima), dirige comunicación al Procurador Regional de este municipio con copia al sindicato de maestros del Tolima (Simatol) y a la coordinadora del magisterio de Honda, en la cual denuncia atropellos y sindicaciones por parte de unidades militares del batallón Patriota. Apartes de la misiva son los siguientes:
“El motivo de la presente es poner a su consideración una serie de hechos que se vienen sucediendo a través del tiempo. Yo trabajaba en el batallón Patriotas, en la alfabetización, nombrado por la sección de adultos de la secretaría de educación del Tolima. Mi actividad consistía en coordinar a los estudiantes del grado once de los colegios de Honda, que iban a darle clases a los soldados”.
“Estando trabajando en una época, me manda a llamar el comandante del B2 de esa entidad, el capitán Jairo Rodríguez y me dijo que yo era un infiltrado allí, y que andaba hablando mal del ejército, a lo cual yo le respondo, que eso era mentira y que yo no era amigo de los chismes”.
“Posteriormente me llama a la misma oficina del B2 y me dicen que colabore con ellos llevando información, a lo cual yo le respondo que no tengo ninguna información que darles”.
“Tiempo después me llamó el mayor Bermúdez y me dice que yo soy un Comunista y que estoy infiltrado en el batallón, que a partir de ese momento no podía volver a entrar allí; yo le respondo que tengo un nombramiento y un jefe, al cual se le debía comunicar esto, entonces llamó al director de núcleo educativo señor José Octalivar Rodríguez y él habla con el mayor Bermúdez y sigo laborando”.
“En el año de 1987, me manda a llamar el mayor Bermúdez, que estaba encargado del batallón y me notifica que a partir de ese momento no puedo volver a entrar al batallón, argumentando que yo estoy hablando mal de ellos y es así como no vuelvo”.
“El sábado primero de octubre, en horas de la noche, me encontraba en el salón de billar denominado La 21 de propiedad del señor Nelson Ospina, estaba con el señor José Octalivar Rodríguez director de núcleo, jugando un chico de billar, en las otras mesas había otras personas. Cuando llegó el sargento Segundo, Rodríguez Lozano Rafael, perteneciente al batallón Patriota de Honda, al verlo lo saludo, diciéndole buenas noches mi sargento, luego le presento al director del núcleo y lo invito a que se tome una cerveza, luego dijo que si se podía sentar cerca de la mesa de billar, a lo cual respondimos que no había problemas”.
“Estando sentado empezó a hacer comentarios del juego y luego dijo: “A los Comunistas hay que matarlos”, luego dirigiéndoseme a mí me dijo: “Usted es Comunista”. Después de repetir las últimas palabras varias veces, yo le respondo: “Hágame el favor y me respeta, si lo mandaron a hacer inteligencia olvídese”.
“Luego dice: “Yo soy liberal y me voy para el bingo del Alto, hay que ayudarle a los conservadores, usted no va porque es Comunista y dirigiéndose al director de núcleo, le preguntó: “¿Usted qué política tiene?”, luego se va para el fondo del salón y yo enseguida le hablo duro a todos los que allí se encontraban, diciendo: “El señor es sargento del ejército, yo soy maestro y sindicalista; si algo me llega a suceder, él es el responsable ya que me acaba de amenazar”.
“Terminamos el juego de billar y nos sentamos con José Octalivar Rodríguez a tomarnos unas cervezas y el sargento se va; me paro y voy hacia una mesa de billarpool y le comento a uno de los señores que allí hay, que cómo le parece lo del sargento; es cuando vuelve a entrar y acercándoseme me dijo: “Si es que a mí me toca matarlo a usted lo mato”. Enseguida vuelvo y le levantó la voz y lo denuncio de nuevo”.
“Señor Procurador: Mi dirección es manzana 12, casa 15 barrio Chicó. Al señor José Octalivar Rodríguez lo pueden encontrar en la dirección del núcleo educativo. El propósito es que se esclarezcan estos hechos lo más pronto posible”.
Es apenas un resumen corto de la situación de los Derechos Humanos en el departamento del Tolima. Algunas denuncias que comunidades y líderes populares valientemente se han atrevido a contar parte, colocando en evidencia la criminalidad del militarismo en alianza directa con el paramilitarismo, con la financiación de gamonales y terratenientes en desarrollo del terrorismo de Estado del régimen capitalista. Es una terrible práctica de Estado y no simples hechos aislados, como suelen decir el gobierno y los mismos altos mandos militares.
Resulta imposible registrar en su totalidad los hechos aberrantes que han cometido y siguen cometiendo las fuerzas armadas al amparo de la denominada “seguridad democrática” del triste célebre Álvaro Uribe Vélez y los gobiernos siguientes, naturalmente con la dirección directa de los Estados Unidos.
Las palabras del doctor Jorge Eliécer Gaitán Ayala, no pierde vigencia: “El Gobierno Nacional tiene la metralla homicida para los colombianos y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.
En la inexorable lucha de clases, lucha tan desigual, conmovedora y dramática, los Comunistas no renuncian a la denuncia y a predicar la unidad, organización y acción de las masas. Les asiste un espíritu optimista de que otro país sí es posible, teniendo en cuenta que los tiranos son efímeros y los pueblos eternos. La paz con justicia social es el camino. No hay otra alternativa"
“El motivo de la presente es poner a su consideración una serie de hechos que se vienen sucediendo a través del tiempo. Yo trabajaba en el batallón Patriotas, en la alfabetización, nombrado por la sección de adultos de la secretaría de educación del Tolima. Mi actividad consistía en coordinar a los estudiantes del grado once de los colegios de Honda, que iban a darle clases a los soldados”.
“Estando trabajando en una época, me manda a llamar el comandante del B2 de esa entidad, el capitán Jairo Rodríguez y me dijo que yo era un infiltrado allí, y que andaba hablando mal del ejército, a lo cual yo le respondo, que eso era mentira y que yo no era amigo de los chismes”.
“Posteriormente me llama a la misma oficina del B2 y me dicen que colabore con ellos llevando información, a lo cual yo le respondo que no tengo ninguna información que darles”.
“Tiempo después me llamó el mayor Bermúdez y me dice que yo soy un Comunista y que estoy infiltrado en el batallón, que a partir de ese momento no podía volver a entrar allí; yo le respondo que tengo un nombramiento y un jefe, al cual se le debía comunicar esto, entonces llamó al director de núcleo educativo señor José Octalivar Rodríguez y él habla con el mayor Bermúdez y sigo laborando”.
“En el año de 1987, me manda a llamar el mayor Bermúdez, que estaba encargado del batallón y me notifica que a partir de ese momento no puedo volver a entrar al batallón, argumentando que yo estoy hablando mal de ellos y es así como no vuelvo”.
“El sábado primero de octubre, en horas de la noche, me encontraba en el salón de billar denominado La 21 de propiedad del señor Nelson Ospina, estaba con el señor José Octalivar Rodríguez director de núcleo, jugando un chico de billar, en las otras mesas había otras personas. Cuando llegó el sargento Segundo, Rodríguez Lozano Rafael, perteneciente al batallón Patriota de Honda, al verlo lo saludo, diciéndole buenas noches mi sargento, luego le presento al director del núcleo y lo invito a que se tome una cerveza, luego dijo que si se podía sentar cerca de la mesa de billar, a lo cual respondimos que no había problemas”.
“Estando sentado empezó a hacer comentarios del juego y luego dijo: “A los Comunistas hay que matarlos”, luego dirigiéndoseme a mí me dijo: “Usted es Comunista”. Después de repetir las últimas palabras varias veces, yo le respondo: “Hágame el favor y me respeta, si lo mandaron a hacer inteligencia olvídese”.
“Luego dice: “Yo soy liberal y me voy para el bingo del Alto, hay que ayudarle a los conservadores, usted no va porque es Comunista y dirigiéndose al director de núcleo, le preguntó: “¿Usted qué política tiene?”, luego se va para el fondo del salón y yo enseguida le hablo duro a todos los que allí se encontraban, diciendo: “El señor es sargento del ejército, yo soy maestro y sindicalista; si algo me llega a suceder, él es el responsable ya que me acaba de amenazar”.
“Terminamos el juego de billar y nos sentamos con José Octalivar Rodríguez a tomarnos unas cervezas y el sargento se va; me paro y voy hacia una mesa de billarpool y le comento a uno de los señores que allí hay, que cómo le parece lo del sargento; es cuando vuelve a entrar y acercándoseme me dijo: “Si es que a mí me toca matarlo a usted lo mato”. Enseguida vuelvo y le levantó la voz y lo denuncio de nuevo”.
“Señor Procurador: Mi dirección es manzana 12, casa 15 barrio Chicó. Al señor José Octalivar Rodríguez lo pueden encontrar en la dirección del núcleo educativo. El propósito es que se esclarezcan estos hechos lo más pronto posible”.
Es apenas un resumen corto de la situación de los Derechos Humanos en el departamento del Tolima. Algunas denuncias que comunidades y líderes populares valientemente se han atrevido a contar parte, colocando en evidencia la criminalidad del militarismo en alianza directa con el paramilitarismo, con la financiación de gamonales y terratenientes en desarrollo del terrorismo de Estado del régimen capitalista. Es una terrible práctica de Estado y no simples hechos aislados, como suelen decir el gobierno y los mismos altos mandos militares.
Resulta imposible registrar en su totalidad los hechos aberrantes que han cometido y siguen cometiendo las fuerzas armadas al amparo de la denominada “seguridad democrática” del triste célebre Álvaro Uribe Vélez y los gobiernos siguientes, naturalmente con la dirección directa de los Estados Unidos.
Las palabras del doctor Jorge Eliécer Gaitán Ayala, no pierde vigencia: “El Gobierno Nacional tiene la metralla homicida para los colombianos y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.
En la inexorable lucha de clases, lucha tan desigual, conmovedora y dramática, los Comunistas no renuncian a la denuncia y a predicar la unidad, organización y acción de las masas. Les asiste un espíritu optimista de que otro país sí es posible, teniendo en cuenta que los tiranos son efímeros y los pueblos eternos. La paz con justicia social es el camino. No hay otra alternativa"
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Tomado de:
.http://www.pacocol.org/index.php/comite-regional/tolima/13078-la-otra-historia-del-tolima-3
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